martes, marzo 07, 2006

Sueños del ayer...

Leyendas


Capitulo 1, Sueños del ayer...


“Trescientos años… ¿Ha sido realmente tanto tiempo…? No veo nada diferente, pero todo no es igual a mis ayeres… ¿Qué ha sido de los Montes de Anur? ¿Dónde han quedado las razas de Niuktar, de Strathos? Veo a los humanos, pero no siento que tengan más habilidades que un perro viejo… Mis ojos lloran y sin embargo las lagrimas que buscan salir se encierran en algun lugar que mi alma ya había olvidado… Siempre habia buscado regresar a estas tierras olvidadas por los dioses, pues no hay otro lugar donde ellos residan mejor que en las pesadillas de donde yo provengo, pero hoy que mi espiritu toca este suelo podrido por la guerra, y me pregunto ¿Qué es lo que ando buscando, sino es venganza?”

I.

-¿Anatole? Bueno, ahora ese sí es un nombre que puedo recordar muy bien… Solia ser el de un gran guerrero al que hoy en día nadie te puede contestar de que epoca fue… Claro, no hay mucha gente que haya sobrevivido más de cien años sin morir por alguna guerra o por alguna enfermedad magica; Claro que tampoco hay mucha gente que lo haya conocido… Recuerdo como antes de que el Sagrado Reino se alzara para someter a las ciudades del Sur, todos temian a contagiarse de la plaga Malachita… ¿Qué? ¡Oh, si Anatole! Bueno, cuando aun se ejercía el Torneo de Artes y Guerra en la ciudad de Griez, él fue uno de los representantes del clan del Dragón… ¿pero de que casta…? No recuerdo bien, pero creo que él pertenecia a la casta de Viento o de Tierra, y es que tenia unas habilidades con la espada y con la magia que incluso ponia a temblar a sus compañeros de equipo… Ahora, habia muchos equipos que tambien podian poner a temblar a cualquiera como los Zetigeneos y sus grandes espadas, o los Caballeros del Terror de la Cruz Negra, esos si eran terribles por su sola apariencia… Axel, bueno tan solo era un joven de no más de veinte inviernos, y parecia un mozuelo con ganas de experimentar al mundo por sus propias ideas, tenia un gusto por todo lo que no estuviera manchado por las ideas de su gente o de cualquier otra… ¿Qué que fue de él…? Difícil saberlo a ciencia cierta, porque realmente nadie sabe si murio o no durante la destrucción de Drakenhell, la villa de donde provenia… Tal vez Strever, su hermano, podria decirte más de él… ¿Oye? ¡Muchacho, espera! ¡Strever fue capturado por el Reino hace unos meses…! ¡Espera...!-

II.

Sian´Ka era la ciudad que nadie podia dejar de admirar, como buena ciudad hecha por la Serpiente Emplumada, pero no solo por sus arquitecturas piramidales, o por los adornos de serpientes hechas de oro y jade, ni siquiera porque allí residia el ultimo templo al dios Ladon, señor protector del clan y Dios de la Furia Sabia… No, en realidad su fama no provenia de un pasado tan lejano, sino de uno más cercano a tan solo mil años atrás… Conocida tambien como Ciudad Árbol debido al gigantesco natural que se erigia en medio del patio principal de la ciudad, quien a su vez que daba sombra y vida a la ciudad en su totalidad (Pues de sus ramas provenían unas frutas deliciosas) tambien dividia en dos grandes partes al famoso mercado del clan… Símbolo más que natural que tenia la Serpiente Emplumada al ser reconocidos como los mejores herreros de entre todas las civilizaciones habidas y por haber; Su fama era tal que incluso los Dragones, señores de todas las habilidades que los clanes han compartido, preferian conseguir una armadura hecha por esta gente antes que una de su misma raza.

Como cualquier otro día, la gente entraba y salia por las grandes puertas plateadas de la ciudad, las cuales se encontraban engarzadas con grandes cantidades de rubies, diamantes, perlas y demás piedras de generosa calidad pero de poco valor para estos clanes. Tambien grandes masas se encontraban por el resto de la ciudad, abriendose camino entre el mercado para conseguir armas, alimentos o simplemente esclavos de algun clan tan absurdo como el de los humanos… Y asi era todos los días desde que Sian´Ka recuperó su autonomia desde el final de la Guerra de Gaia hacia casi cuatro milenios atrás. No muy lejos de la entrada, un hombre de mirada sombría y ojos grandes como perlas de color café miraba atentamente las grandes puertas y a sus engarzadas atribuciones. Pensaba que eran las mismas que habia visto hasta hace unos cientos de años, y que las tierras de la Serpiente no habian cambiado nada, pero no era asi… Al ver en el interior de la ciudad percibía como nuevos edificios se alzaron para honrar de alguna manera al Sagrado Reino, y es que un puesto de mando se erguía frente a los ojos del personaje.

Como toda una ironia a esta vida, se dijo a si mismo, pues de entre todos los clanes aquel que reinaba en la ciudad era quien más sufria los estragos de las guerras en todas y cada una de las épocas que el mundo habia pasado… Al parecer para mantener su autonomia, debian permitir que un gran grupo de soldados del reino se quedaran a inspeccionarlos de las maneras que solo a ellos se les ocurrieran; Pero al final la gente no estaba muy molesta por eso, no debian sufrir lo mismo que las ciudades que continuaban peleando en contra de la Reina Sara y su ejercito…

III.

-¿Decidme…? ¿De donde has sacado vos que he de ser yo quien te ha de responder, vil gusano? Yo tengo mejores cosas que hacer que solamente derrochar mi tiempo con un soldado de tan baja estima… ¡Y mejor apártate de mi vista so pena de tomar el lugar de los esclavos!-

“Y entonces arrojó su cuchillo encima de mis pies… Que extraño fue eso, porque nunca la habia visto enojarse de esa manera. Ni siquiera cuando le contamos que Strever habia desaparecido cuando se dio la ultima noche de la Luna Sangrienta. ¿Siquiera le preocupaba aquel Dragón? La Reina, poderosa hechicera y descendiente de las primeras mujeres que poblaban al clan, solamente ordenó su captura a partir de un grupo de mercenarios que no podrian mantener siquiera una batalla en contra de un simple Rankasha… ¿Me deberia atrever…? Es posible, pues su presencia en nuestra utopía perfecta no puede ser tolerada…”

-¿Seguís aquí, soldado? Pensé que te habia dicho que te largaras… ¿O es que vos solo eres demasiado estupido para percibir esta orden? ¡Alejate de los aposentos de tu Reina! ¡AHORA!-

IV.

Mis manos aun están sedientas de sangre… ¿Pero porque? He derrotado a cinco soldados, y sin embargo su dolor y su sangre no han sido suficientes para colmar el dolor que me embarga desde el interior de mi Esencia misma, en mi alma… Cinco a uno, y no pudieron en mi contra… Aun ahora puedo recordar como se sentía su sangre al caer a través del filo de mi cuchilla, como se sintió la manera en que destruía sus corazones, sus estomagos, cuando cortaba sus brazos y cuerpos para defenderme, aunque… Empiezo a pensar que no era asi, más bien ellos se defendian de mi… Y al final, sus rostros retorcidos por el dolor me miraban con ansias de un perdon, ¿O era para que terminara con sus penas de una forma más rápida…? Reconocido como el mejor guerrero de entre todos los Dragones, y aun asi me he sorprendido por haber podido salir victorioso de una elite de mercenarios que han enviado en mi contra… Pero me ha dado un misterio a cambio pues nunca he sabido porque la sangre me provoca tal extasis, el ver sufrir a otros me da un… Algo, que nada en su lugar puede estar… Es como si yo no fuera yo en realidad. No como un Dragón, sino más como un Demonio que atrae a sus victimas para saborear sus miedos y destruir sus almas para después solo pervertir su cuerpo… ¿Es que acaso esto es venganza por la muerte de Sian y de Calamari? ¿¡Acaso estoy sufriendo por lo que “aquel” me ha hecho sufrir desde la desaparición de la Okoroniya!?

Mil veces he visto como de entre mis ojos los recuerdos se escapan, pero nunca imagine que fueran a penetrar en mi corazón de la forma en que los hacen esta noche… Maldigo la hora en que nos conocimos, y maldigo a la leyenda que hubimos de escuchar, pero me maldigo aun más a mi persona por caer en un pecado del cual ya no tengo salvación. Quisiera pedirte perdon, quisiera poder verte a los ojos una vez más y decirte cuanto te aprecio, y saber que ambos andamos por la vida sin mayores preocupaciones que saber en donde poder descansar las noches largas… Pero sé de antemano que no me perdonaras, al menos yo no lo haria, y he ahí que mi castigo es peor que haber pasado mil muertes diferentes… Hermano, por lo menos deseo ver tus furiosos ojos antes de caer como una victima más de esta guerra.

V.

El guerrero posó su mirada prudentemente en aquella hermosa dama de ojos verdes y cabello color café. Adoró al instante su efigie divina, sus rasgos tan delicados que parecia ser una belleza demoniaca. Sus formas eran hermosas, perfectas y no creyó haber visto algo igual en el pasado… Lo más parecido, y eso era absurdo, fue un viejo recuerdo de su infancia, de cuando una joven con finuras parecidas a las de esta dama, convivia en su villa…

¿Tendria el valor de acercarsele y preguntar por su nombre? ¿Por su clan? ¿Siquiera tendria la voluntad necesaria para dar un paso hacia donde ella se encontraba? Algo en ella fue devastador para el guerrero, quien aunque se encontraba al otro lado de tan copulada calle sentía que nada a su alrededor importaba más que vislumbrar semejante ente. Y asi, ella lo miró por encima de la multitud, cruzando aquella calle para posarse en los ojos color café del joven… Aquel no sabia si el sudor que empezaba a emanar de su cuerpo se debia al extenuante calor que se vivía en Sian´Ka o por la mirada penetrante de la mujer. Por eso mismo decidió acercarse a ella… Pero cuando un grito de guerra se alzó desde la puerta de la ciudad, y un contingente de soldados salia desde un edificio no muy lejando del mercado, fue cuando el joven se dio cuenta que no podria sentir un aliento de quien empezaba a amar a través de los ojos…

VI.

“¿Cómo es posible que la Reina desee esto en verdad? ¡Hay niños y ancianos que no pueden pelear! Pensé que solo tomariamos control del palacio feudal y ya… No que empezaríamos una batalla aquí dentro… Ni siquiera con los soldados bajo mi control (O con mis poderes) podriamos aplacar un ataque de la indole que acabamos de desatar…”

-¡Señora Deneb, señora Deneb! La Guardia Real se acerca rapiamente, debemos salir de aquí… Hay que confiar que la Cruz Dorada y los Rankashas se podran encargar fácilmente de toda la gente y los guardias, nosotros tenemos una misión que cumplir…-

“¿De que habla este soldado? ¿Una misión? Yo no sabia de nada… Solo recuerdo que me ordenaron obligar a alguno de los guerreros bajo mi mando que creara una pelea para probar la fuerza de la Guardia Real… pero fuera de eso no tengo un mayor conocimiento. Es una vergüenza admitirlo, pero es la primera vez que acepto hacer un trabajo sin tener toda la información… Supongo que el querer conocer la legendaria ciudad del Árbol opaco todos mis sentidos…”

-Venga, debemos de llegar al lugar donde el general Varil nos aguarda… Finalmente podremos controlar completamente a la Serpiente Emplumada como debia ser en el principio… -Dijo otro de los miebros de la cuadrilla D`Sarla.

Kiedis Varil… Un descendiente bastardo de algun legendario héroe, y tambien un traidor… Si vendió a su gente en la batalla de Euratos, no deberia de sorprenderme que haya planeado algo con la Reina sin siquiera haberme avisado… En fin, mis soldados se podran encargar de todo aquí, y nosotros podremos huir entre el conflicto que se empieza a desatar… Pero sigo pensando que no tiene ningun honor traicionar el pacto que teníamos con estas gentes, y menos de esta forma…”

VII.

Todo era un caos en la calle… Cualquier persona que pudiera usar un arma o aplicar un hechizo se encontraba peleando en contra de nada y de todo… Bolas de fuego se alzaban por todas partes, asi como los golpes con espadas y hachas sonaban fuertemente en los oidos de todos. Desde el interior del gran edificio barroco comenzaron a salir linea tras linea de soldados vestidos de armaduras doradas y de piel vieja, claramente gente de la Cruz Dorada y del clan de los humanos del Sur; De la misma forma varios guerreros azorados por el repentino despliegue de esas fuerzas alzaron sus propias armas y se arrojaron en un frenesí de ataques por doquier. La gente debia huir para no ser victimas de cualquier persona que en ese instante se encontraba con una mano por encima del aire, pues se trataba seguramente de algun atacante insano. Deneb y sus hombres rapidamente se perdieron entre las nubes de polvo que alzaban por sus peleas los demás asistentes, mientras el guerrero se defendia de quien parecia ser un paladín de la Cruz Dorada:

Un mandoble parecia que lo cortaria a la mitad, y por encima del humo pero aquel personaje era un habil peleador y tan solo deslizó su mano izquierda a un costado de aquel ataque para desviarlo a tan solo unos milímetros de su persona, salvandose a si mismo. Aquel paladín merecia aquella cara de asombro que se cimbró al ver lo sucedido, pero no tuvo el gusto de cargarla mucho tiempo pues al mismo instante en que su arma se clavaba en el piso solo pudo sentir un pinchazo en su nuca para nunca saber del futuro a partir de ya… Su cabeza rodaria lo bastante lejos como para que alguien siquiera lo identificara con aquel cuerpo…

Entre situaciones parecidas a esa, un batallón de hombres y mujeres vestidos con faldas y taparabos aztecas, hechos de finas esmeraldas y diamantes, llegaban al lugar mientras blandian cuchillas largas y lanzas de variadas piedras preciosas. Aquella era la Guardia Real. Y a su llegada empezaron a “controlar” la situación de la manera que solo ellos conocian y que tenian derecho de aplicar en su ciudad: Matando a cuanto infeliz se cruzara en su camino.

Debido a que este batallón no tenia la menor indisciplina que se pudiera recordar, muchos de los guerreros que nada tenian que ver con la treta de Deneb y los suyos, huyeron inmediatamente del lugar… No asi la Cruz Dorada y los Rankashas, quienes incluso parecian haber estado esperando ese instante pues atacaron a la Guardia en un arrojo de valentía, o simple y vana estupidez… Se crearon dos grupos, pero el resultado en cualquiera sería el mismo, pues el derramamiento de sangre se daría en dosis muy altas.

Nada le llamaba más la atención al guerrero que las miradas perdidas que empezaron a crearse en los rostros de los “sirvientes” de Deneb… Sus cuerpos estaban en la batalla, pero no sus almas, perdidas en algun lugar de sus mentes destrozadas por algun influjo poco natural… Aquella dama debia tener la solución, especuló, pues su comportamiento no fue el que se hubiera esperado al dar las ordenes del ataque. Ahora ¿A dónde pudo haber ido en esta ciudad tan inmensa?

VIII.

“Que hermoso es tu rostro… Esos ojos grises, tan penetrantes y decadentes que parecen haber visto tantas profecías… Tus labios carnosos, carmesís, suculentos y tan llenos de vida como la que tienen los recien nacidos segundos antes de morir… Tus finas facciones, realmente fuera de este mundo, ni tan siquiera decir que fuera de los estandares de tu gente, hacen que mis ojos sobresalten y que mi corazón se detenga cada vez que te percibo como una belleza divina… Diana Rickshaw, quisiera que estuvieras viva, que no te limitara este retrato y pudieras estar a mi lado para que me acompañes a disfrutar de la situación que en unos minutos vivira esta maldita ciudad... Finalmente me han dado la oportunidad de enviciarme contra esta gente que me ha desentendido desde los inicios de mi existencia, como una venganza por su odio y su traición, algo como lo que a ti te sucedió en el pasado, bella mujer, pues compartimos mucho más de lo que parece: Ambos traicionamos y fuimos traicionados, ambos peleamos por nuestro ideal y por la carga emocional que nos motiva a hacerlo, buscamos pertenecer a un mundo que no nos entiende y que solo nos obliga a pelear, a mancillarlos, a destruirlos..."

Aquel recuadro tenia en su interior un rostro... De una mujer tan importante para el mundo, pero tan menospreciada por el mismo numero de personas. Kiedis comenzó a acercarse a la pintura al mismo tiempo que sus ojos se posaban fervientemente en los de Diana. Sus manos se posaron en los labios carmesíes mientras su cuerpo se pegaba a la pared donde colgaba el retrato...

-Si sigues haciendo eso Kiedis, la pintura cobrará vida y te sacara los ojos... Pervertido...-

Aquella voz femenina sacó del trance emocional al guerrero, quien con una velocidad sorprendente pero así mismo bastante torpe, volteó para ver a su acompañante. -¡Cielos, Deneb! ¿¡Nunca te enseñaron a tocar una puerta antes de entrar!?

-Mi madre lo hizo... Pero nunca le he hecho caso a ella... Además prefiero entrar así, pues no deseo que corrompas la belleza de ese cuadro...- Comentaba la dama, quien se habia quedado parada debajo de la puerta de roble negro. La figura detallada y esbelta de Deneb podía percibirse en cualquier parte, pero se aumentaba con la tenue luz de las velas. Su vestido era un diseño bastante peculiar, pues su playera color vino sangre solo tenia completo el hombro derecho, y la manga izquierda completas, y sin embargo no parecia estar roto sino que esa era su verdadera forma; pero tenia las grecas pertenecientes a su clan... Y la falda, la hermosa falda verde... Que dejaba al descubierto sus hermosas piernas blancas...

-¿No sabes que mi gente respeta a Diana Rickshaw...? La próxima vez que vuelvas a entrar sin mi permiso puedes despedirte de tu hermosa cara...- Comentaba Kiedis mientras desenfundaba rápidamente su espada ancha.- Bien sabes que no me importa que pertenezcas al clan D´Sarla... Yo sigo manteniendo un mayor rango y por eso tengo todos los derechos para deshacerme de ti ¿Vale? Espero que entiendas muy bien tu posición... Conversa...

-¿Conversa...? ¿Yo? Ahora si me vas a hacer reir, niño vendido... -Dijo la hermosa mujer mientras cerraba detras de si la puerta de aquel cuarto-. Creo que no fui yo quien vendió a la gente de la Cruz Dorada en Euratos a cambio de una posición en MI clan, bajo el mandato de MI reina... Pero no he venido a pelear contigo por trivialidades ajenas a neustras sangres. -Dijo mientras cadenciosamente se acercaba al paladín quien no podia evitar mirarla lascivamente, aunque supiera que no debia-. Vengo... porque has ordenado un ataque a la ciudad, cuando se supone estamos en tregua con ellos, a mitad del día con niños y ancianos en las calles... ¡Y sin haberme hecho participe de toda esta estupidez!

¿Eso era lo que le preocupaba? Pensó Kiedis... -¡Ja! Eres tan ingenua y amable... No me sorprende nada. Por algo yo estoy aqui.

-¿A que te refieres?

-¿Es tan dificil verlo, querida niña? La reina sabe que incluso auqnue derrotemos a las guerrillas rebeldes, la paz que buscamos para todo Sonestia no podrá lograrse sino es tomando el control de TODOS los clanes en los tres continentes. Quita esa mirada de tu rostro, ambos sabemos muy bien que aunque la Serpiente Emplumada sea neutral, nunca estara ciento por ciento de acuerdo con nuestras formas... Es un obstaculo que debe ser removido, y si no es por medios pacificos como intentó ser su control, entonces su desaparición es pertinente...

IX.

Nadie suponia un reto para él... O ¿Realmente solo lo ahcia como un deporte? Como fuera, aquel joven se abria paso a través de los guardias-zombis que habian supuesto los guerreros del clan de la Cruz Dorada y de los humanos. Por alguna razón se encontraba en el mismo Palacio en que Deneb estaba, y donde años atras estuvo Diana Rickshaw antes de su tragica partida y que daba inicio a una guerra tan estrepitosa como lo fue la Guerra de Gaia. Era cierto que la Serpiente Emplumada construía sus edificios muy grandes con suficientes habitaciones para sus huéspedes, pero también era cierto que pasear en esos sitios no debía ser tan difícil... ¿O acaso se trataba de una ilusión creada por la hechicera a la que debía matar? Poco a poco ese pensamiento lo llenaba de energía, pues deseaba fervientemente enfrentarse a esa mujer... –Si es capaz de confundir a un Dragón, debe de ser muy poderosa... y eso la hace aun más atractiva.

Dando vuelta nuevamente al toparse con un callejón sin salida, decidió entrar a uno de los cuartos que tenia a su alrededor... Pero antes de abrir la puerta pudo escuchar una serie de comentarios de sus huéspedes...

-¡Ya te dije que no me importa lo que tú digas! ¡Yo mando aquí y se hará lo que crea más conveniente!- Con una rapidez emocional más que física, golpeó a la joven moviéndola hacia atrás para separarla de su propio cuerpo mientras levantaba su espada en pos amenazadora.- ¿O acaso quieres comprobar porque la reina me ha enviado aqui...?

-¿Te atreverías a matarme, Caballero de la Luz Negra? ¡Si lo haces tus soldados dejaran de estar controlados y tu ataque se volverá en tu contra!

-Poca cosa... Ya tenia planeado hacerlo desde hace mucho y la reina fue la primera en apoya la moción. En camino se encuentra tu reemplazo cerca de Arpegius, así que puedo encargarme de ti si así lo deseo... De hecho, te puedo matar en este instante y aun asi el nuevo Ilusionista estara a tiempo de controlar de nuevo las mentes de "tus soldadados"; En realidad, si quiero matarte ya... -Habiendo dicho esto, volvió a golpear a Deneb para tenerla a sus pies, dispuesta a cualquier cosa... Por primera vez en su vida, la mujer comenzó a sentir algo que su gente había olvidado desde hace tanto tiempo: Miedo. Podría llamar a los soldados para que le ayudaran, pues era ella quien los controlaba, pero eso no serviría pues llegarían muy tarde. Tampoco sería capaz de defenderse de esa espada sin ayuda... ¿Qué más podía hacer, sino pedir disculpas de rodillas? ¡Jamás! El honor era lo ultimo que le quedaba y no lo perdería por su reina y mucho menos por salvar su vida...

* * * * *

La navaja de Kiedis comenzaba a tomar fuerza y energía en las manos de su propietario quien comenzaba a cargarla de magia blanca para dar un simple corte, limpio y mortal. Deneb no deseaba morir, al menos no aún y menos de esa forma, traicionada por su propia reina... Y ese no sería su fin, según dictaban los dioses. Una explosión le evitó ser convertida en una reliquia más de la guerra. Lo que más le impactó fue ver una bola de magia que atravesaba el cuarto y salía por la pared, creando una nube gigantesca de humo y por ende desviando la atención de ambos soldados... ¿Qué más podía pedir ahora que tenia la oportunidad de sobrevivir...? La única oportunidad que le daba el destino y no estaba dispuesta a desperdiciarla...

Aquel joven sabia de la presencia de una de las personas, pues había comenzado a conjurar magia y eso lo hizo blanco fácil para él, incluso dentro de aquella polvareda... Pero antes de continuar corriendo a donde se supone se encontraba la joven tuvo que detenerse inmediatamente pues sintió como el viento delante de él era cortado por una cuchilla, y al siguiente instante un par de gotas de sangre caían sobre su cara... ¿Qué había sucedido que algo así lo hizo detenerse? Tuvo que esperar a que el viento se llevara la capa de humo para determinar cualquier respuesta...

Continuara.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya!!!!!!!!!!
Definitivamente concuerdo contigo cuando planteas que no puedes escribir en lo que muchos llamarían la forma.
Este ultimo escrito. Tiene mas forma, un contenido mas estructurado.
En buena hora.

Saludos

Anónimo dijo...

Mi querido Anatole:
Jajajaja!!! No soy bipolar pero vaya tengo que manifestar que admiro mucho como escribes.

Que sí soy tu fan numero 1 diga lo que diga Xicuris. Y por algo soy la presidenta del club de fans.

Es mas, ahora hasta te dejo que escojas la lencería tu.

Besitos repartidos

Se te quiere