domingo, mayo 20, 2007

Dolor...

Capitulo 7


I.

La villa no era ni siquiera una sombra de un pasado desvencijado… Ni siquiera compartía los recuerdos que Ælex tenia de su juventud… La villa no era nada.

Vio el final de una gloriosa raza, una escena de rencor y esperanza atribuida al singular paso del tiempo y de las guerras. Casas derrumbadas, forjas hechas añicos y muerte eran las únicos vestigios de un sitio en el que años atrás fueron entrenados lideres y pensadores de elite.

“Tanto tiempo… y me han quitado acaso mi unica diversión… Es cierto que aquel aun continua vivo, pero yo deseaba compartir este dulce sabor a pena con toda esta gente; Ellos quisieron que mi pena fuera asi de grande, y no la quisieron aliviar más que cargandola con mas dureza... Tres cientos de años y ¿Acaso no puedo esperar otro día mas? El dolor no aumentara, ni se aliviara realmente, pero al menos será mucho mas delicioso deliberadamente… Mucho más delicioso.

* * * * *

Levantó los escombros que cubrian la entrada a lo que alguna vez fue una ermita esplendorosa, hogar de un hombre al que Ælex solia respetar, y hasta por el que sentia amor, pero ahora aquel sitio no albergaba nada, al igual que el corazón del guerrero… Nada.

Nada.

Muchas veces pensó que regresaria, sería recibidos por guerreros y hechiceros y pelearia a muerte en contra de su familia, de sus antiguos amigos e incluso de aquel hombre; Era un recuerdo que lo habia mantenido firme para vivir… Toda venganza era inútil para él, no tenia sentido si no era capaz de primero ver los rostros de aquellos que lo habian dejado a un lado. Y sin embargo se lo habian arrebatado cuando finalmente tuvo la oportunidad…

No importaba… De cierta manera sentia una gran atracción por el olor de muerte que reinaba en aquel sitio, y se sentia realizado al saber que no habia sobrevivientes de lo que hubiera sucedido ahí… Si, una batalla y una realmente encarnizada habia atravesado la pequeña villa, pero a Ælex no le importaba tanto como saber quien la habia perpetrado. Aunque… habia muchas cosas que podian revelarle lo que sucedió:

Habia demasiadas marcas de fuego dirigido en sentido vertical, como si hubiera sido lanzado directamente y no como una simple llamarada llevada por el viento… Las marcas de las armas claramente pertenecian a cuchillas y espadas muy estilizadas, demasiado ligeras pero igualmente filosas. Finalmente las casas mostraban rastros de una destrucción estrategica… Los ataques mas fuertes fueron hechos en las cabañas grandes (conocidas como barracas) y en todas las armerias y casas de conocimiento. Los atacantes sabian claramente donde se encontraban esos puestos y les habian descargado una furia divina… Si los Dragones repelieron el ataque, fue demasiado tarde, jamás supieron quien los atacó. Las marcas en el piso y en las paredes mostraban defensas transitorias y poco continuas; En algunas partes incluso parecia que quienes estuvieron ahí parados nisiquiera alzaron sus armas, ni hicieron algo para evitar sus propias muertes…

-¿Buscando redención a sus propios pecados? No… Los Dragones son orgullosos, y bajo ninguna razón se permitirian matar sin dar una pelea. Pero no hay marcas que pertenezcan a estos aldeanos, algo que me diga si al menos alzaron sus puños para golpear a quienes mataban a sus seres queridos…

Salió de la ermita, dirigiendose al centro de la villa… Un gran cuadro de piedra negra cubría el piso de aquella plaza, y era el lugar donde se encontraba un espectáculo nunca antes visto… O al menos no por ojos mortales. Ælex sin embargo sabia de otra situación similar que habia sucedido hace mucho tiempo; Más de un millon de años, para ser precisos en la llamada Ciudad Amatista… Burla de la Cruz Dorada, hacia los Dragones leales al mundo antiguo.

Drakenhell se habia visto convertida en una masacre, claro que una bastante… incipiente, según los pensamientos de Ælex. Frente a él se encontraban decenas de piedras rojas-cuasi-moradas y algunas cuantas armas palidas… Los restos de los habitantes de aquel sitio. Sin embargo aquello era extraño, pues no solamente no parecia que hubieran querido robarse las piedras de Crysma ni una sola de las espadas o hachas “especiales” que ahí quedaron…

“Ciertamente esto es extraño… Es obvio que los que atacaron sabian que esta gente al morir, sufre esta transformación, y aun asi no hicieron nada por llevarse las armas…Al contrario, las vinieron a dejar aquí.”

Aquello era el cementerio de una raza orgullosa.

Ælex observó el sol del medio día que se posó encima de aquella visión tragica… Y continuó su viaje al Este…

II.

“¿Por qué debo de ser yo quien viaje de regreso a Sarkeen? ¡Demonios, Durkill! Juro que te hare pagar… No puedo permitir que me traten de esta forma. ¡Soy un principe, no un simple mandadero…!

Y… Es por eso mismo debo hacer esto yo…”

El joven Dragón sabia que aunque no lo deseara, Durkill tenia mucha razón acerca de él… Su propia persona le era desconocida a si mismo, y sin embargo un “Emisario” pudo decirle más en tan solo un par de días. Eso era lo que más aceleraba su molestia… en especial, que aquel Emisario ni siquiera fuera un verdadero Dragón, o al menos no uno de razas orgullosas.

Habia algo en Durkill que simplemente no cuadraba en el mundo normal, no en el magico y menos en el natural. No sabia con precisa exactitud de que se trataba… Pero… Sabia que no podia ser exactamente bueno. Y es que un Dragón nacia de padres del mismo clan, o simplemente de uniones entre un Dragón y cualquiera de los clanes sobrevivientes de Borshin… Una ecuación simple, en terminos comunes, pues los hijos de uniones entre una Casta Elemental y cualquier clan daba como resultado un Dragón... No importaba que tan solo la madre o el padre fueran Dragones, su sangre es más poderosa para que el niño naciera parte del clan "divino" como algunos llamaban a los Dragones...

Pero Durkilll... Durkill...

Habia algo muy raro. Simple y sencillamente no era algo mundano. Era aterrador, y no tranquilizaba en nada al joven principe.

* * * * *

La ciudad de Xerxes era una parada obligada para cualquier viajero deseoso de llegar a las tierras meridionales... Era el unico camino viable entre la ciudad de Parsiphonte y Sarkeen... Una extensa y kilometrica llanura desolada donde nada crecia, ni podia vivir por mucho tiempo... Excepto los bandidos de ocasión, y las guardias neutrales de las tres ciudades-eje.

Situada a la mitad del continente, era un sitio concurrido por viajeros de todas partes... Y siendo una de las pocas ciudades libres, y que no sería atacada por el Sagrado Reino bajo el pacto quelos ataba, las mercancias y las historias corrian como fuego propagado en un maizal seco. Ryan conocia muy bien eso, y necesitaria información si queria pasar por esa ciudad sin problema alguno...

Siendo Dragón, al Reino le importaba poco el pacto de paz con las ciudades que estuvieran resguardados bajo ellos... Matar a todos los Dragones era mas importante que un simple papel sin proyección para su sagrada guerra.

El sigilo y la transparencia serían sus mejores armas para llegar y salir de ahi... Aunque...

Una taberna no era el mejor sitio para los Dragones, y al mismo tiempo era la amante perfecta. ¿Que daño podria hacer beber una dos... diez cervezas antes de continuar su viaje?

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