lunes, junio 08, 2009

Añoranza...

Nota del Autor: Perdón por no haber escrito nada en todo este año acerca de Colmillos de Guerra, pero la verdad he estado en muchos desmadres y la verdad, como el blog basicamente solo lo leo yo (y una que otra persona) no me exijo escribir mas rapido, sin embargo ya regresé para darle fin a esta historia... Asi que, espero comentarios pronto, o al menos que al terminar CdG puedan entender mas de mi mundo.

"Y asi será, pues has sido reencontrado contigo mismo... Te has vuelto completo. Una nueva epoca debe nacer, y contigo será asi..."

-¿Quien eres... porque... que es..?

"La nueva vida que te ha sdo entregada ya era una vieja esperanza en tu destino... Simplemente has llegado en el momento indicado para hacer lo que hasta ahora nadie se habia atrevido en muchos milenios... No todos los llamados "dioses" han muerto, y es tu deber cumplir lo que debio haberse cumplido antes de lo que tu conoces como la Gran Guerra..."

-¿Los Dioses... morir...? ¿La Gran Guerra...? ¿Quien... quien eres tú, que sabes esto?

"KIN"

I.

Habia tantos reflejos a través de todo el campo, parecía que los caminos por donde habia cruzado momentos antes solamente fueron parte de su imaginación... Aunque en esa situación, donde los espejos parecian clones directos de él, y que estaban acorralando todas sus rutas de salida, la imaginación era lo ultimo que podria ser capaz de crear semejante aberración a la mirada.

-¡¿Que clase de magia oscura es está?!- Gritaba Anatole mientras buscaba zafar su mente de aquella lugubre visión que su persona no podia evitar, pues aun cerrando los ojos podia sentir los cientos y cientos de reflejos que se cimbraban sobre de él.- ¿¡Es que acaso no he sufrido ya bastante con una traición, y ahora he de ser victima de alguna especie de pesadilla!?

Su ropa estaba aun humeda despues de haber salido del mar, pero al ser la Tierra de las Pesadillas un lugar donde el sol no lograba entrar con todos sus rayos aquellas ropas le eran incomodas para poder correr y no ser perseguido por los reflejos... "Ya, poderosos Dioses... ¡Ya! No deseo ser atormentado... ya no" Pensaba el joven Dragón mientras corria a lo ancho de la playa sin siquiera ver a donde se dirigia.

Todo en él, era una gran carcaza de desordenes mentales y fisicos... Simplemente en su mente no habia razón ni motivo, no era ni podia ser.

Cargando solamente la legendaria espada, y cubriendose los ojos, Anatole finalmente agotó las pocas energías que le quedaban, despues de haber corrido al menos un par de cientos de metros y haber peleado por su vida en el oceano rugiente. Estaba cerca de lo que parecia ser un antiguo templo de la Serpiente Emplumada, el cual en su epoca debio de ser glorioso al estar cubierto por oro, esmeraldas y tantas joyas como estrellas en el cielo... Anatole debio de haberse imaginado todo eso, al ver las paredes desnudas y sin embargo cubiertas por grandes orificios donde debieron de estar esas hermosas gemas. Hoy, asi mismo, aquel templo solo era la sombra de un pasado glorioso de una misma raza gloriosa como constructores y herreros, pues las distintas construcciones que aun alcanzaban a verse de pie habian sido devoradas por el paso de la jungla.

Aquello llamaba su atención como la luz atrae a los insectos... Que hasta olvido por completo que huia todavia de aquel maleficio de espejos. Escuchando sus propias voces repetidas cientos de veces, Anatole volteó y sin dudarlo utilizó instintivamente la espada que traia en su mano derecha, abanicandola y dejando salir una gran fuente de energía que destruyó no solo los cientos de reflejos, sino tambien todos los arboles que ese abanico tuvo a su paso.

* * * * *

-¿Que es lo que quieres decir, joven Strever...? ¡¡Explicate!!

-¿Que es lo que necesito explicar? ¡No hay nada que explicar! El maldito hijo de puta nos ha traicionado a todos... No solo a mi, sino al pueblo entero de Draken.

Los cientos de murmullos acampados en la plaza principal hicieron un eco tan chillante y molesto, como las mismas actitudes que venian cargando Strever y el anciano. "¿...ha traicionado a su hermano...?" Decian algunos murmullos "... imposible, su lealtad siempre fue para todos..." Decían otros quienes no podian creer lo que pasaba.

-¡Silencio!- Inquirio Strever sin siquiera voltear mientras su mirada se bajaba y un par de lagrimas corrian por sus ojos.- Aquel no solo intentó matarme... Tambien se llevo consigo al mundo de los espiritus la Okoroniya, pues al haber caido con ella al gran mar... Se han perdido ambos para siempre.

-¿Saben que significa eso, pueblo del Dragón?.- Continuó Strever mientras alzaba su mano y volteaba hacia donde su gente se encontraba-. Desde el día de hoy... El nombre de Anatole queda prohibido en esta aldea... Y donde quiera que haya dragones y sea escuchado ese nombre se le dara caza. Donde quiera que haya dragones, y ese rostro sea visto se le condena al propietario de aquel nombre y rostro ser asesinado y que su cuerpo sea traido a esta misma plaza...

"Aquel que no cumpla con esa ley... Será considerado traidor tambien, y se le atribuiran los mismos crimenes de los que es culpable Anatole..."

II.

-¡De haber sabido que iban a molestarse tanto, mejor no digo que su Reina es una maldita zorra que se acuesta con los demonios y espera que le den por...!

-¡Que te calles, maldito hereje!

De un solo golpe, aquel caballero de la Cruz Negra logró lanzar al joven Ryan através de la taberna, hasta el otro extremo de la misma, destruyendo a su paso un par de mesas y quedando a escasos centimetros de un sujeto que cargaba un enorme arco negro...

-Vaya...- Dijo Ryan mientras ponia su mano en su mentón-. Veo que golpeas bastante fuerte... Para ser un lame-botas.

-¿Todavia tienes el suficiente valor como para insultar de nuevo a nuestra Sagrada Reina? Tenemos que arreglar eso...- Dijo aquel caballero quien rapidamente fue desenvainando su gigantesco mandoble desde su espalda, para asestar el golpe final a aquel joven quien aun se encontraba en el piso.

"Ella no es MI reina..."

Antes de que el filo de aquella arma alcanzara siquiera uno de los cabellos del guerrero, un choque se hizo presente deslumbrando a todos... Solo para ver como el arco negro habia detenido facilmente al mandoble, y que de hecho, su usuario solamente lo estaba deteniendo con una simple mano y sin esfuerzo alguno.

-¿Quien, sino el mismo heredero a un trono, puede decidir cuando desea partir, y cuando objetar a su antojo lo que solo él desea? ¿Quien aqui puede osar alzar su mano en contra del hijo de un gran guerrero, y de una gran nación...? ¿Quien...?

-No te entrometas en lo que no te concierne forastero... -Comentaba aquel, mientras un par de sus compañeros tambien pertenecientes, no al clan, sino a los soldados que habian caido bajo el influjo del poder del clan Sarla, se acercaban amenazadoramente.- Porque por estas tierras nos tomamos muy en serio las ofensas y a quienes las cometen...

Aquel extraño, ni siquiera habia volteado aún para mirar a alguien, pues seguia observando detalladamente su cerveza aunque estuviera defendiendo al joven Ryan. Lentamente comenzo a voltear su rostro, pero no como lo harian las personas normales... No... Era como una mala caricatura de uno de los zombis que el clan Rickshaw solia levantar y de los cuales sus articulaciones no podian hacer completo uso, pues estaban tan tiesos que incluso un leve movimiento lograba que el cuello hiciera un sonido quebradizo... Igualmente este desconocido movia de esa manera su cuello, quebrandolo con cada movimiento que hacia a la dirección donde se encontraban, mientras que su larga cabellera negra le cubria sus ojos, aunque aun asi se alcanzaba a ver la tetrica sonrisa que emanaba de aquel rostro gutural...

-¿Cometer... cometer? Si... Siiiiii... Una ofensa a cambio de cometerla... Cometerla... comertela... Sabes... ¿Una flecha, sabias que tiene sabores? Oh si... Muchos sabores, tan diversos como los caminos que tiene la mente cuando ha sido atravesada por un caminante como yo... Pero no me mires asi... Oh no no no... No lo hagas.

Su forma de hablar era tan extraña... Con sonidos, repeticiones y tantos modismos extraños. Los compañeros del Cruzado Oscuro se hicieron para atras al ver aquel semblante acompañado de esa forma tan... ¡Tan oscura de hablar!

-Miedo... huelo miedo... Mmmm... que delicioso aroma, mejor que el de la sangre... Tal vez si, tal vez no, son olores identicos a mi parecer. Igual... de absorventes. ¿Y saben que...? Tengo deseos... de mucho miedo, acompañado de una cubierta crujiente de sangre...

III.

-Hay algo en el aire... que por alguna razón no me da una buena espina, viejo amigo.

-¿En el aire? Será la peste causada por los vivos y "normales" dentro de la ciudad, querido señor mio...

-No... Hay algo más. Es extaño, pero hasta creo... Creo que de hecho lo mas sensato ene ste momento, sería retirarnos viejo Vantroi.

* * * * *

"¡Preparen a todos los arqueros y a los Fusileros! Necesitaremos mantenerlos a raya antes de que puedan siquiera alcanzar la Gran Puerta!"

"Preparen a las Garras Rojas y a todos los Sables Dorados que peudan en el patio central. Necesitaremos refuerzos..."

-¿Es que acaso a donde huya seré cazada como una rata?.- Se preguntaba Deneb mientras observaba la legión que se acercaba.

-No vienen solo por ti, hechicera... Vienen por todos y cada uno de nosotros.- Concluyó Arlas, mientras preparaba su arco y alistaba a los demas arqueros desde el patio.- ¡PREPAREN SUS FLECHAS, HERMANOS! ¡HOY SERÁ UNA LARGA NOCHE!

-De entre todos los soldados a su servicio, la reina tenia que mandar al clan Rickshaw...- Convertirse en un muerto-viviente no podia ser peor a esas alturas.